Los cincuenta aos son como la ltima hora de la tarde, cuando el sol se ha puesto y uno se inclina naturalmente a la reflexin.En mi caso, sin embargo, el crepsculo me induce a pecar y, tal vez por eso, en la cincuentena reflexiono sobre mi relacin con la comida y el erotismo, las debilidades de la carne que ms me tientan, aunque, hlas, no son las que ms he practicado.