El autor esboza su tesis del por qué España, a lo largo de su historia (desde los romanos hasta el siglo XXI) no ha conseguido vertebrarse como una nación unificada y homogénea, tras su pasado esplendoroso e imperial y su actual realidad de configuración en diecisiete comunidades autónomas (tres de ellas con una realidad histórica, política y cultural bien diferenciada) y que supone de facto una realidad estatal incompleta e invertebrada. España sigue siendo una nación inacabada. Su proceso de formación como nación de nacionalidades sólo se ha completado sobre el papel. Falta completarlo, consolidarlo y legitimarlo en la práctica.