Rosa nunca imaginó cómo sería vivir en aquel pueblo de la montaña. Tendría que convivir con un fantasma llamado Mariano, con las vecinas molestas que se presentaban sin avisar, con el pirata Torsoquemado... Y por si eso fuera poco, a su padre le alcanza un rayo y se convierte en el mejor jugador de ajedrez del mundo. Desde luego, «esto no puede seguir así».