Marlo Morgan no tenía edad ni talante de aventurera, pero la realidad se le impuso con esa fuerza y ese poder que suelen transmitirnos las grandes experiencias. Así fue como la autora vivió una odisea fascinante: un viaje a pie por el desierto australiano en compañía de una tribu de aborígenes cuyas leyes de convivencia nada tienen en común con las nuestras