Los diecisiete elementos que componen las tierras raras empezaron a descubrirse a finales del siglo XVIII, pero no fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando se avanzó en sus aplicaciones. Ahora tenemos tierras raras en los billetes de euro para evitar falsificaciones y en los teléfonos móviles para que sean táctiles y emitan sonido y luz. En nuestra tecnificada cultura la lista de artículos que las contienen es muy extensa. Son indispensables para las tecnologías verdes, los coches híbridos y las turbinas eólicas; hacen posible imanes más potentes y de menor peso que permiten electrodomésticos cada vez más pequeños; se necesitan para fabricar gafas de visión nocturna, misiles crucero y otras armas ¿Cómo ha avanzado nuestro conocimiento sobre las tierras raras hasta llegar a la gran dependencia actual? Esta obra aborda el camino seguido desde el desinteresado descubrimiento científico de algunas tierras raras en la mina del pueblo sueco de Ytterby hasta hoy en día cuando se han convertido en costosos metales que son tecnológicamente críticos para nuestra sociedad.