Sandra conoce a Eduardo en Facebook, que casualmente es hijo de un compañero suyo de trabajo que vive en Noruega. Cuando decide viajar hasta allí para conocerlo, no podía imaginar que aquella aventura se iba a transformar en la peor de sus pesadillas.
Dos días después de aterrizar en Alesund, encuentran a Eduardo muerto en la cama. Claramente, ha sido asesinado: está atado de pies y manos y con los genitales cercenados dentro de la boca. Por su parte, Sandra ha desaparecido.
Para Erika Vinter y Lars Ovesen, policías encargados de la investigación, hay dos hechos incuestionables: un, que quien quiera que haya matado a Eduardo ha emulado las técnicas de la mafia colombiana; dos, que la desaparición de Sandra no parece tener relación alguna con el asesinato...