En pleno siglo XIX, la mujer de un oficial inglés, quien hasta entonces no ha vivido más que por y para los grandes principios morales que regían no sólo su vida, sino toda la sociedad victoriana, es raptada por una tribu de salvajes erotómanos de Nueva Zelanda. Dejamos al lector imaginar qué tesoros de astucia e invención deberán desplegar las mujeres, los hombres y los niños de la tribu para que Stella MacLeod vaya, poco a poco, abandonando sus pudorosos modales y disfrutando desinhibidamente de los variados y sorprendentes placeres que se le ofrecen. Pese al anonimato, creemos que quien escribió Cruel Zelanda es una mujer, pues difícilmente un hombre podría narrar, con tanta sensibilidad, sabiduría y lucidez, el paulatino descubrimiento que hace Stella de su propio cuerpo, de la autonomía de sus gustos y del atávico desconocimiento que tiene el hombre de la sexualidad femenina. El editor francés Jean-Jacques Pauvert, quien publicó por primera vez en el mundo esta novela en 1978, asegura que el autor, que jamás había publicado textos eróticos, podrá quizás ser reconocido por sus múltiples lectores habituales. Esta única indicación, permitida por las actuales normas que rigen el anonimato, sobre el autor o autora de esta extraña, excitante y exorcizante novela nos deja, pues, suponer que se trata no solamente de un escritor (a) consagrado (a), sino, contrariamente a lo que se trasluce del texto, de nacionalidad francesa y contemporáneo nuestro.