Todas las acciones extremas y opuestas entre sí son caminos expeditos para acceder a la divinidad. Esto no es extraño y con frecuencia ocurre no sólo en los libros sino en la propia vida: no es raro que los perversos terminen siendo los merecedores del favor divino. Cada uno de los 24 relatos del libro referido está conformado en torno a alguna de estas acciones. Los místicos reflejan en forma extraordinaria la condición humana y se mueven en el terreno de la maravilla. De modo que el material escogido para construir esta obra literaria constituye en sí mismo una generosa mina de la que su autor supo extraer el mayor provecho. Así, el tono generalmente grave, construido con expresiones que combinan el asombro y la sentencia, es matizado en los distintos relatos por un humor casi siempre sutil que, como todo humor, desacraliza.