En el verano de 2023, hacía un año que había vuelto de Madrid (en su día sentí, en realidad, que Madrid y sus precios me habían expulsado) y llevaba algo más de año y medio viviendo en casa de mis padres, preparando oposiciones en mis ratos libres. El trabajo como traductor (una profesión que se extingue lentamente, como se extinguió la de farero en la segunda mitad del siglo XX; ambos oficios solitarios) me había asentado desde hacía años en el precariado, tenía deudas y, ante la proximidad de mi cuadragésimo séptimo cumpleaños, moraba en la desdicha del fracaso.
Hestío es el relato híbrido de un verano de mi vida, un verano sin pena ni gloria, o, puede ser, con más pena que gloria. En él se mezclan el amor y la guerra, la remembranza y la invectiva, lo real inauténtico y lo ficticio verdadero, la cotidianidad y la Historia (¿le quitamos la mayúscula?), lo poético y lo prosaico, el chismorreo y el secreto, la pornografía sentimental del ego exhibicionista y lo arcano de la intimidad impenetrable, lo familiar y lo siniestro, el todo y la nada, y yo suspendido entre el cielo y la tierra, respirando por el ojo de una aguja, en esta calamidad en miniatura que es cualquier porción de existencia, en medio de la canícula de nuestro descontento.
Álvaro Llamas