"Quieto cubre siete años en la vida de nuestro hijo Lluís Serra Pablo, alias Llullu, que nació con una grave encefalopatía que la ciencia neurológica aún no ha sido capaz de definir", escribe el autor. Siete años después de su nacimiento la terminología médica no pasa de encefalopatía no filiada, el lenguaje popular se las apaña con la fórmula, bastante clara, de parálisis cerebral y el lenguaje administrativo lo evalúa como discapacitado con grado de disminución del 85%. En casa, todas las etiquetas cuentan poco. Lluís es nuestro segundo hijo. Tiene unas necesidades peculiares, pero eso sólo significa que estamos más pendientes de su fragilidad.