Si el cáustico humanismo de Mark Twain se reveló en su plenitud con Huckleberry Finn no le fue a la zaga con su obra Un yanqui en la corte del rey Arturo publicada en 1889, en la que con una dosis de ciencia-ficción traslada al protagonista nada menos que a la corte del legendario rey Arturo, en donde el choque entre el ayer y la época del autor está servida con un amenísimo estilo que hace un deleite su lectura. Los esfuerzos del protagonista por modernizar aquella bárbara sociedad son encomiables y jocosos como baldíos.