Los poemas de Sí la ola son un viaje interior al timón de una barca que navega un pequeño trozo del Mediterráneo donde duermen sumergidas la infancia, las piezas de una herencia, los días más largos y las noches más luminosas. Los paisajes del mar son los paisajes de la memoria y son también reserva de esperanza. El autor vuelve a Sirualas (nunca estuvo en otro sitio) ensayando un lenguaje distinto que ofrezca algunas pistas acerca de cuál es hoy su lugar en el mundo. La plenitud del verano, la sorpresa reposada del amor, el testigo entregado, la soledad imaginada en los meses de frío. Más importante que la que dejan las estelas es la espuma de las olas que corren furiosas hacia la playa.